¡Hola! Bienvenidas y bienvenidos a mi web personal.
Me llamo Ailin Gonzalez y nací en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina, en julio de 1985. Desde mayo del 2019, me encuentro en Valencia, España. Luego de graduarme como Licenciada en Sociología en la Universidad de Buenos Aires, crucé el charco para realizar el máster en Historia del Arte y Cutura Visual, en la Universidad de Valencia, y lo he aprobado de forma sobresaliente, en septiembre del 2020 (sí, Covid. La defensa del TFM fue online. Horrible).
Les cuento que mi libertad, mi felicidad, y mi paraíso se encuentran en las sierras de Córdoba, provincia de Argentina. Cada vez que voy, admiro sus paisajes, sus diáfanos días, los ocasos y noches de luna llena, el canto del mirlo acompañando el alba, el dulce sonido del arroyo, la paz y calma que reina en aquel rincón del mundo, la magia y belleza de sus colores, y admiro por sobre todo, el horizonte del verde, de esas sierras increíbles que me vieron crecer entre cabalgatas y aventuras. Es ahí, lejos de Buenos Aires, donde conocí lo que hoy día es mi pasión, mi arte, y felicidad, lo que me ha permitido encontrar un sentido en esta vida, un camino lleno de luz y belleza, los caballos.
A los 6 años, en La Cumbre (Córdoba, Argentina) mis papás me dieron la oportunidad de aprender a montar... y fue en ese instante, que se despertó en mí la absoluta fascinación por el mundo equino. Ése día comenzó una relación que no tiene final. El amor incondicional y respeto que hacia ellos tengo, me ha permitido hacer mis primeros dibujos. Como siempre comparto, los caballos son mi media sangre.
Tuve una maravillosa e increíble historia de amor con mi hermoso caballo, llamado Petete (aunque descubrí, hace pocos años, que su nombre original, era Abrojo. Mucho más lindo). Vivía en las altas sierras de Córdoba, y amaba la libertad, un gran valor en mi vida, y es lo que nunca le faltó una vez que nos conocimos. La libertad que le di, fue la libertad que él me enseñó y me brindó a mí.
Juntos tuvimos una extraordinaria y única relación. Nos conocimos en el año 1999, y a partir de ahi, compartimos y vivimos muchas aventuras, experiencias, juegos. Nos fuimos conociendo cada vez más, tanto así que en su avanzada edad (más de 30 años, sí lo que leyeron... la libertad te hace vivir muchos más años) él decidía lo que quería hacer y cómo, y sabía ganarse su deliciosa golosina (y también fruta preferida mía), las manzanas! En un día éramos capaces de comer hasta 20 manzanas! (yo 5 y él el resto). Y sé que seguramente podía comerse muchas más, pero un límite debía ponerle. Sí que era caprichoso! y encima, se ofendía fácilmente... lo malcrié mucho y jamés le faltó nada. Mi bebé, cuánto lo extraño y me hace falta...
Continué dibujando, sin importar hacia dónde iba con ello, simplemente dibujaba sin pensar, sólo sintiendo dentro mío la magia de los caballos. Fue en el año 2002 y durante dos años, que comencé a estudiarlos y perfeccionarlos con la profesora Mariela Solari. Gracias a ella me inicié en la técnica de la acuarela y tinta china, introduciéndome así en el fascinante mundo de la pintura. Finalmente mis caballos tenían un poco de luz, vida, movimiento y personalidad.
He aprendido en Buenos Aires, el arte de la equitación en distintos centros hípicos, llevándome importantes y gloriosos momentos, aprendiendo sobre el cuidado equino y su mundo, y así continuaba pintando y representando a estos bellísimos ejemplares de la equitación.
Al día de hoy, continúo dibujando y pintando, y es por ello, que los invito a recorrer mis obras.
Espero que disfruten de los dibujos y pinturas, y que éstas logren transmitirle, cuando menos, parte de la naturaleza y del espíritu de este extraordinario animal: El Caballo